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sábado, 18 de abril de 2015

SINGULAR IDEA

Posted by Unknown On 6:16 a.m.
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¿En qué reino, en qué siglo, bajo qué silenciosa 
conjunción de los astros, en qué secreto día 
que el mármol no ha salvado, surgió la valerosa 
y singular idea de inventar la alegría?

Jorge Luis Borges, Soneto del vino.


Singular la tarea de escribir sonetos, singular la idea de levantar, con comedida estructura, algo que naturalmente se presenta tan expansivo y disperso: la alegría sonora y oscura del vino. Borges suele escribir poemas así: cabezones, pausados, como de lento divagar, estructuradas cajas de música que se vuelven clepsidras de oro solo al más fino oído, algo apagadas incluso. La alegría del vino—singular invento de aquellos que, algún tiempo atrás, lo imaginaron al alero del otoño y el oro—demuestra no ser, paradójicamente, el ánimo de este soneto, que más que llamar al júbilo pareciera querer espantar la tristeza:

                    Vino, enséñame el arte de ver mi propia historia
                    como si ésta ya fuera ceniza en la memoria

La idea de inventar el vino es valerosa, porque ser alegre, cuando se aborda como un ánimo consciente, es la acción temeraria de desdeñar los recuerdos futuros de dicha alegría, cuando nos encontremos ya sumidos en la desesperación y la tristeza. La alegría del vino es, paradójicamente, la que se logra en esos momentos de recuerdo, a punta de querer hacer ceniza la memoria, y de entrar en un júbilo puro, anterior al tiempo o construido sobre su lejano recuerdo. La música, el fuego y los leones del vino no solo exaltan la alegría sino que mitigan el espanto, disipándolo como un aroma, disolviéndolo en las oleadas de la noche y definiendo así el carácter sumamente singular de su fiesta. Borges encierra la alegría en el soneto como el vino en la copa, quizás, para hacerse la ilusión de tenerla asida, de resucitarla en el recuerdo de su música como un cuerpo sugerente y definitivo, o bien de controlar la tristeza presente, haciéndola elixir, haciéndola puro disfrute, volviéndola en vino.


4 comentarios:

  1. El 5 de julio de 1958, Adolfo Bioy Casares anotó este diálogo en su diario:
    Borges: –Qué raro que guste tanto el vino.
    Bioy: –Qué raro que prefieran ese gusto a remedio, al del agua fresca, que es tan rico.
    Borges: –Más raro es que les guste el whisky.

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    1. Cuando por primera vez escuché que alguien describía el aroma de su vino aduciendo que detrás de la fruta se percibía un olor a "farmacia" o a "remedio", y fui capaz de percibir la justeza de la analogía, confirmé (como frente a otros símiles harto más singulares, justos e e inesperados que les he oído decir a los que realmente están entrenados en esto) que una copa puede contenerlo casi todo o quizás todo. Como el agua, para los que saben probarla. Tal vez por eso gusta tanto. Y del whisky ni decir. Me imaginaba que a Borges podría gustarle el whisky.

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  2. "En la noche del júbilo o en la jornada adversa exalta la alegría o mitiga el espanto"
    Me es difícil agregar algo ante lo que acabo de leer, conocía el soneto pero nunca lo había abordado como tu lo has hecho, me has dejado pensando.

    Quiero imaginar que JLB habrá observado que el vino era bebida de reyes y aristócratas pero también de gauchos y compadritos, personajes por los cuales tenía una mezcla de obsesión y admiración que bien ha reflejado en muchos de sus relatos.
    La idea de inventar el vino, que este sirva como eje que deja ver esas asimetrías (pobres/ricos-alegría/tristeza), me hacen pensar que éste líquido se convierta en algo inolvidable y perpetuo.

    He disfrutado mucho leyendo esta entrada, excelente texto.

    Saludos y felicitaciones!!!

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    1. Claro, bien entendido el vino podría pensarse como una bebida unificadora, que deja de manifiesto que todos seremos iguales cuando termine el gran teatro del mundo. Ojalá Borges lo haya pensado así, ojalá hoy en día fuese más así.
      Pienso también que este soneto de Borges es "singular" porque define un ánimo incierto, esa alegría particular y bien indefinible que diferencia el efecto del vino de la llana euforia causada, por ejemplo, por los destilados. Un sentimiento difícilmente definible pero a todas luces más complejo.
      Muchas gracias por el elogio y por los buenos comentarios!

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