Según como se presente en el discurso, la
sinestesia—aquel procedimiento textual que nos permite vincular diversas áreas
de la percepción—puede tener distintas direccionalidades. Entendida según el
clásico estudio de Schrader (1975) como trasposición,
la sinestesia nos permite deslindar, distinguir e iluminar diversas áreas de la
experiencia, proponiendo una analogía o identificación entre dos sensaciones
que se presentan como unificadas. Decir
que un olor es dulce, que una experiencia
es amarga o que un vino es redondo se vincula a una necesidad de
hacer comunicable una experiencia precisa, que se ve iluminada gracias a la
ayuda de la analogía. Esta versión de la sinestesia entronca con su normativa
clásica en la tradición retórica desde Aristóteles, y en el lenguaje cotidiano
muchas veces nos permite poner palabras para aquellos tramos de la percepción que
no parecieran tener nombre propio. Sin embargo, la sinestesia también surge en un
tipo de discurso de finalidad completamente opuesta: aquél que quiere dar
cuenta de la confusión, del desorden, del caos. La trasposición entre distintos
ámbitos sensoriales trata de verbalizar no una experiencia deslindable,
sino la totalidad de una vivencia compleja, en que todo se confunde, se
entrecruza, se multiplica. Este terreno peligroso es, en mayor medida, el de la
poesía. Mientras que según la primera direccionalidad la sinestesia es un
procedimiento centrípeto, que se vuelve sobre sí mismo, según esta segunda
direccionalidad el mecanismo se vuelve centrífugo, en un decir que sale siempre
fuera de sí.
“Bodega de vinos y chichas” es una sección del
libro Escritura de Raimundo Contreras,
publicado por Pablo de Rokha en 1929 y distribuido a partir de 1944. Como es
común en la escritura de De Rokha, el poema carece de mayúsculas y signos de
puntuación y construye su ritmo balbuceado a partir de la disposición de los
espacios en blanco a lo largo de la página. La experiencia de la bodega, para
Raimundo Contreras, no comienza ni termina. El poema abre con un gerundio (un
proceso):
estableciendo sus reciedumbres
honorabilísimas Raimundo Contreras está ocupado y amarillo
hay una cosita azul ardiendo apenas adentro del hombre duro un
departamento de debilidades felices un
aroma de pueblos que nadie conoce olor
futuro y sagrado aquel perfumamiento genial del almácigo del espíritu cuando se formula la primera tonada querida
cueca del destino
Las analogías presentadas respecto de la
“Bodega de vinos y chichas” no tienen una lectura unívoca: solamente sugieren,
proponen una atmósfera, una situación o un ánimo. Ya a partir de este primer
tramo del poema se presentan colores
(“amarillo”, “azul ardiendo”), texturas (“hombre duro”), sonidos (la “primera
tonada cueca del destino”) y aromas (“aroma de pueblos que nadie conoce”; “olor
futuro y sagrado”, “perfumamiento genial del almácigo del espíritu”). Aparte
del título, en ninguna parte del fragmento y del poema se mencionan las palabras
“vino” o “chicha”; con mucho la más cercana es “parrones”, perdida por ahí en
alguno de los párrafos. En cambio, el resto son árboles y flores (“violetas”, “higueras”,
“callampas”, “maitenes”, “perales”), colores (“morado”, “naranja”,“verde”),
animales (”caballos”, “culebras”, “abejas”) y verbos de movimiento (“arranca”,
“emerge”, “desciende”, “arrastra”, “sobrepuja”).
Lo genial es que, pese a su aparente
desaparición del plano literal, sabemos que el poema nos habla de vino cuando
nos dice que a Raimundo Contreras “le parecen alas las pestañas”. Sabemos que a
Raimundo Contreras le habla el vino cuando “el camarón de tiempo y del pueblo
le añade un río plantado de callampas
agosto en la puerta mojada del
calendario”. Pero es otro hablar de vinos que sale de si mismo, que debe
escapar de sí para dar cuenta de sí.
Esta mañana me agregó a twitter la cuenta asociada a este blog, no teniendo muy claro de que se trataba. Revisé bien y me encontré con esta muy grata sorpresa, leí todas las entradas que has escrito y en verdad, haces un trabajo interesante y muy adictivo de seguir.
ResponderBorrarSolo felicitarte y de antemano ya estoy esperando más.
Alvaro.
(@vinocracia)
¡Muchas gracias Álvaro!. El blog comenzó hace poco y es reconfortante tener feedback. Muchos saludos.
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