Tengo muchas cosas que decir acerca de las etiquetas de InsTinto Wines,
que me cayeron bien. Ofrezco un humilde punteo a los lectores ociosos o
entusiastas de días de vendimia.
1. Tomarse un vino deja una huella: la página en
blanco del escritor es como el mantel blanco del bebedor.
2. Estrictamente hablando, la analogía anterior tiene
algo de tramposa, porque el bebedor cumple más el papel de lector que de
escritor, y sus huellas de tinta/vino son su interpretación de las letras de otro (las del viticultor o del enólogo).
Esta no es, sin embargo, la única diferencia: mientras las letras del escritor
son un decir consciente de sí mismo, las manchas del bebedor son los accidentes
o los rastros de otro discurso que, al mismo tiempo, se desenvuelve: el de la
conversación, el de la percepción del vino, y quizás—por que no—el de la
curadera y la fiesta.
3. Las etiquetas de InsTinto muestran, a primera
vista, un mantel/página ya intervenido: marcado de manchas y de las estelas
descuidadas de las copas o vasos de vino derramado. El mantel manchado nos
retrotrae sin mucho esfuerzo a ciertas imágenes inevitables: la conversación
larga, intensa y descuidada, el descorche sucesivo, o la celebración apatotada
y ruidosa. La alusión al “Tinto”, a secas, se alinea a esta presentación del mantel
manchado, como alusión al mundo popular del vino, al brindis y a la reunión
festiva, recordándonos de que cualquier “tinto” ya es lo máximo si sus características se ajustan a la índole del momento que hemos pensado para compartirlo.
4. Todas las referencias de esta etiqueta a la cultura
popular del vino parecieran inicialmente desdecir el carácter de su producción
a pequeña escala (de vino “de garaje”, como lo definen sus productores) y orientada a la
elaboración de vinos premium, que piden del bebedor la distinción de un “tinto”
respecto de otro “tinto”. Haya sido por premeditación o por ins-tinto, las
etiquetas de las botellas que vendrán a continuación (InsTinto del Elqui e
InsTinto de Colchagua) complejizan la propuesta inicial. La referencia directa del
Ins-Tinto de Maule al mantel manchado de violeta, cuyas marcas son directa y
fácilmente identificables como manchas de vino, empieza a perderse en las
siguientes botellas, en las que la experiencia cambia: las huellas del vino se
vuelven de color morado o azul.
5. De manchas de vino, pasamos a manchas de colores: a
distinguir que, teniendo el vino en la nariz o en boca, aparecen huellas
nos dejan entreverar, indudablemente, tonalidades nuevas o diferentes.
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