Antes
de escribir en este blog no tenía twitter. Una vez que lo tuve, intenté seguir,
en la medida de lo posible, las actualizaciones de algunos actores de la
industria vitivinícola nacional. Cuando no existen noticias urgentes,
reportajes hilarantes o catas en curso que comentar, la mayoría de las cuentas
asociadas al vino—de viñas o de proyectos de marketing, principalmente—aplican
tres estrategias que les permiten continuar siendo visibles en el mundo virtual
pajaritístico cuando no hay (básicamente) nada importante que decir. Primero:
tips prácticos sobre el vino. Del tipo: ¿Cómo servir el vino? ¿Cómo se guarda
el vino? Etc, etc. Segundo: frases para convencer a los bebedores (siempre
dispuestos a recibir las sugerencias) de que cualquier día de la semana es
perfecto para ir a por una copa. El tercero
de ellos es la “winequote”, la frase enunciada sobre el vino por cualquier celebridad
presente o pasada, que—al margen de lo que diga o no diga la frase—aporta un
aire de 'culto entendimiento' a quien cita, sin importar si su fuente es el
buscador de google o un empolvado volumen de biblioteca.
Está
claro (ya lo he dicho antes): hay sentencias que
se sostienen por sí solas, citas tan poderosas y sugerentes que se resisten al
resumen o al comentario. Sin embargo, en todos los casos dichas citas o
versos nos arrastran hacia otra parte, son puertas abiertas que nos demuestran
hasta que punto, siempre, la lectura pide la incontinencia de otra lectura o quizás de la escritura. Una sentencia así "presentada" debiese sostenerse sola o ser levantada por el citador, aparecer sólo cuando lleva más allá de la vista. Por el contrario, se tiende a citar sin importar cuál es el texto que se rescata, en un gesto que no toma en cuenta lo citado, sino solo el gesto de citar.
Intentaré, ahora, esbozar el ejercicio opuesto.
Intentaré, ahora, esbozar el ejercicio opuesto.
La última “winequote” que me encontré en el mundo
tuitero fue un par de versos del poeta norteamericano e.e.cummings. Se leían limpios y misteriosos:
his lips drink water
but his heart drinks wine
(sus labios beben agua
pero su corazón bebe vino)
Partí a buscar el poema de donde provenían los versos, y me encontré
con que es un texto escrito tempranamente por Cummings y musicalizado por Paul
Nordoff. Lleva por título “Doll’s Boy’s Asleep”. Como era de esperar de
Cummings, el poema completo es muy diferente a lo que sugieren los versos
tuiteados. Reproduzco aquí una áspera traducción literal, esperando que
recurran a la musicalidad del inglés:
Doll’s boy ’s asleep El
niño de la muñeca dormido
under a stile bajo
el pórtico
he sees eight and
twenty él
ve ocho y vente
ladies in a line doncellas
en fila
the first lady la primera doncella
says to nine ladies le
dice a nueve doncellas
his lips drink water sus
labios beben agua
but his heart
drinks wine pero
su corazón bebe vino
the tenth lady la decima doncella
says to nine ladies le dice a nueve doncellas
they must chain his foot deben encadenar su pie
pues
for his wrist ’s too fine su muñeca
está demasiado bien
the nineteenth la decimonovena
says to nine ladies le dice a nueve doncellas
you take his mouth ustedes tomen su boca
for his eyes are mine. pues sus ojos son míos
Doll’s boy ’s asleep el niño de la muñeca dormido
under the stile bajo
el pórtico
for every mile the
feet go por
cada milla que sus pies van
the heart goes nine su
corazón avanza nueve
No podemos explicar este poema (los poemas no están
para explicarlos), pero podemos hablar sobre él o aventurarnos a leerlo por
detrás de su inexistente explicación. Se me ocurren un par de ideas/notas para
empezar la lectura, a las que espero que puedan contribuir con las suyas propias:
1. El poema trata sobre los sueños. Sobre el inquietante
y dulce sueño del niño que se sueña creciendo o adolescente, más adelante que
su cuerpo (“for every mile the feet go/ the heart goes nine”). En su corazón
(en el sueño), las doncellas ya se han tomado su cuerpo: sus pies, sus muñecas,
sus ojos y su boca.
2. Este desorden temporal (el girar de la rueda, símbolo
de la vida) se da en un mismo plano de tiempo lingüístico: el plano del sueño y
de lo soñado. El pórtico—o la viga superior, que marca su límite—es el umbral
de esa entrada.
3. Los labios del niño beben agua, pero su corazón bebe
vino, porque (me atrevo a aventurar) el sueño es una antelación
de los sabores no probados. “como si hubiera envejecido de golpe, presa de
dulce, empalagoso pánico; / como si hubiera conocido, más allá del amor en la
flor de su edad / la crueldad del corazón en el fruto del amor, la corrupción
del fruto y luego… el carozo sangriento, afiebrado y seco”, reescribiría
Enrique Lihn.
4. Como en el poema “9”, del mismo autor, las doncellas son los nueve “tic-tacs” del reloj, que anuncian su propia
imposibilidad para predecir el advenimiento de la primavera.
5. El vino que prueba el corazón es el sueño: un sueño
todo sentidos, el sueño inquietante y dulce del despertar que se sabe próximo.
Un sueño aún no concretado cuyo pasado podemos recordar si es que nos llevamos una
copa de vino a los labios.